La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que se manifiesta con enrojecimiento persistente, sensación de ardor, brotes de granitos y, en muchos casos, dilatación de pequeños vasos sanguíneos visibles en la superficie cutánea, conocidos como telangiectasias. Sus causas exactas no están del todo claras, pero influyen factores genéticos, alteraciones vasculares, respuestas inmunológicas anómalas y desencadenantes externos como cambios de temperatura, exposición solar, estrés, alcohol y ciertos alimentos. Es más frecuente en pieles claras y en mujeres adultas. Si bien no tiene cura definitiva, existen múltiples tratamientos que permiten controlar los síntomas y mejorar notablemente la apariencia de la piel:
